El Nissan Skyline GT-R NISMO 400R fue lanzado al mercado en noviembre de 1997, en una tirada muy limitada. Realmente limitada: sólo 44 unidades fueron fabricadas. Hoy en día, es un clásico moderno de coleccionista, cuyo valor no hace más que apreciarse. El motivo de su lanzamiento fue homenajear los éxitos en competición de NISMO y Nissan en 1995 y 1996, especialmente en Le Mans. El Nissan Skyline GT-R NISMO 400R se basaba en el GT-R V-spec, ya de por sí la máxima evolución del GT-R, enfocado abiertamente a un uso en circuito.
A NISMO no le parecía suficiente. Haciendo gala de su obsesión japonesa por el detalle y las máximas prestaciones, crearon un coche casi completamente nuevo partiendo del V-spec. Un coche que sería el canto de cisne de los Skyline R33, ya que en 1998 serían lanzados los R34, la última generación en emplear la denominación Skyline, al menos por estas latitudes. Aunque NISMO también se dedique a vendernos kits estéticos para SUV, no debemos olvidar su legado, y esta obra maestra con ruedas fue una de sus mejores creaciones.
Lo primero que NISMO hizo fue hablar con Reinik, la división interna de Nissan Powertrain encargada de producir motores de competición. En vez de usar el motor RB26DETT – uno de los más míticos motores japoneses de todos los tiempos – usaron su versión de carreras, denominado RB-X GT2. Este motor fue usado por Nissan en Le Mans o Pikes Peak, sin ir más lejos. Sus turbocompresores eran más resistentes, y su diseño empleaba tanto bloque como componentes internos reforzados, diseñados para soportar los rigores de las carreras.
Montado sobre soportes reforzados, la cilindrada de este seis en línea era de casi 2,8 litros. En vez de los 280 CV que desarrollaban los GT-R con motor RB26DETT, el RB-X GT2 desarrollaba 400 CV a 6.800 rpm y un par máximo de 470 Nm a 4.400 rpm, con sus turbocompresores soplando a 1,1 bares de presión. Todo el sistema de refrigeración del coche fue modificado, y el eje de transmisión de potencia pasó a ser de fibra de carbono, en vez de acero. El equipo de frenado, la suspensión, su línea de escape… todo pasó por las manos de NISMO.
delantera fueron construidos en fibra de carbono. La lista de modificaciones mecánicas es muy extensa. Estéticamente, el coche también se diferenciaba de forma clara de los demás Skyline GT-R. Su kit de carrocería era específico, con el objetivo de mejorar la refrigeración de su motor. Se vendió en colores exclusivos, siendo el amarillo el más intenso y recordado por el público.
En la saga Gran Turismo ha sido uno de los coches más difíciles de obtener, casi tanto como en la vida real. Ya aparecía en el primer videojuego de la saga, y era simplemente invencible en circuito. Casi tanto como en la realidad: su sistema de tracción total ATTESA E-TS PRO con diferencial autoblocante permitía un comportamiento impresionante, que la versión 400R llevaba aún más lejos gracias a neumáticos de 275 mm de sección, montados sobre llantas NISMO LM/GT1 de aleación ultraligera, forjadas en aluminio. Era todo un atleta.
Fuente: diariomotor
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